El Último Baile de una Leyenda: La Sinfonía Inmortal de Vasiliy Lomachenko

Hoy, a sus 37 años, el telón cae para Vasiliy Lomachenko. No es solo el retiro de un boxeador; es el adiós a una sinfonía de movimientos, a un arte sublime que redefinió lo que significa dominar el cuadrilátero. Su legado va mucho más allá de títulos y medallas, es una partitura que resuena con la promesa de lo que el boxeo, en Chile y en cualquier rincón, puede llegar a ser. Es un llamado a la excelencia, a la visión, a la forja de seres humanos íntegros.

Donde el Arte Nació del Movimiento

Lomachenko no nació con los guantes puestos. Su primera escuela fue la danza ucraniana, una decisión que, en su momento, pudo parecer una excentricidad, pero que hoy se revela como la primera pincelada de su genio. Su padre, Anatoly, no solo entrenó un boxeador; esculpió un artista. Concibió una formación holística, más cercana a la profunda tradición soviética de atletas completos que a la visión meramente pugilística de Occidente. El resultado fue un púgil que no solo golpeaba, sino que danzaba, que fluía. Desarmaba a sus rivales con ángulos imposibles, con cambios de ritmo que desorientaban, con una lectura del combate tan profunda que parecía telepática.

¿No es acaso esto lo que anhelamos para nuestros jóvenes talentos en Chile? El boxeo no puede ser una isla. Debemos entender que la verdadera formación deportiva se nutre de la educación integral. Imagina a nuestros futuros campeones sumergidos en la danza, el teatro, la expresión corporal, la inteligencia emocional y una sólida preparación académica. Si reducimos el entrenamiento al mero intercambio de golpes en el saco, condenamos a nuestros talentos a un techo demasiado bajo, a una versión incompleta de su potencial.

El Dominio de una Era en el Amateurismo
Con 396 victorias y apenas una derrota (vengada con la maestría de un predador), Lomachenko reinó en el boxeo amateur como pocos en la historia. Bicampeón olímpico en Beijing 2008 y Londres 2012, su estilo se cimentó en la precisión quirúrgica y una disciplina casi espartana. No se trataba de golpear más fuerte, sino de golpear con una inteligencia superior. Su técnica era tan depurada que obligó a las más altas esferas del boxeo mundial a replantearse qué tipo de destreza se debía premiar.

Aquí en Chile, a veces miramos con desdén al boxeo amateur, apurados por el salto al profesionalismo. Pero es en esa fragua donde se moldea el carácter, donde se construyen las bases inquebrantables de un verdadero campeón. Apoyar a nuestros boxeadores aficionados con recursos, con una planificación estratégica y con competencias reales no es un gasto; es la inversión más pura en el futuro de nuestro deporte. Es el corazón que debe latir con fuerza.

El Profesionalismo sin Atajos ni Temores

Lomachenko dio el salto al profesionalismo a los 26 años, y en apenas su segunda pelea, ya disputaba un título mundial. Se coronó campeón en tres divisiones, eligiendo siempre el camino de los más grandes, enfrentando a la élite sin temor ni concesiones. Nunca buscó el atajo fácil; clamó por los rivales más duros, por los campeones, por los contendientes legítimos. Incluso en las raras ocasiones en que la derrota lo encontró (como ante Teófimo López o Devin Haney), su filosofía se mantuvo inquebrantable: competir con los mejores y salir del ring con la frente en alto, enriquecido por la experiencia.
¿Cuántas veces en nuestro país el camino al profesionalismo se ve acelerado, sin la madurez amateur necesaria, sin la experiencia de combates significativos? Esto debe cambiar. Formar un campeón no es solo acumular victorias en el récord; es aprender de la adversidad, es crecer pelea a pelea, es forjar un carácter inquebrantable. Necesitamos planificaciones a largo plazo, menos apuro y más construcción, más cimientos.

Más Allá del Ring: Un Alma Comprometida

Lomachenko no fue solo un campeón en el ring; fue un hombre de principios, un faro de integridad. Siempre mostró un respeto reverencial por sus rivales, por su equipo, por la historia que le precedía. Su comportamiento fue un ejemplo de disciplina y dedicación, demostrando que el carácter se forja tanto dentro como fuera del cuadrilátero.
Y es aquí donde el boxeo chileno tiene una oportunidad de oro: formar no solo atletas, sino referentes sociales. En cada gimnasio, en cada club, debe gestarse la semilla de ciudadanos comprometidos, humildes, arraigados en valores sólidos. El boxeo tiene el poder transformador de cambiar vidas, pero solo si aquellos que lo practican entienden que su rol trasciende las cuerdas del cuadrilátero. Que son un espejo para la sociedad.
Vasiliy Lomachenko no fue simplemente un gran boxeador. Fue una obra maestra, construida con la paciencia de un artesano, la visión de un soñador y el amor incondicional por su oficio. Hoy que se retira, nos lega algo mucho más valioso que sus títulos: un modelo a seguir, una inspiración que trasciende las fronteras del deporte. En Chile, el desafío no es imitar sus movimientos, sino sumergirnos en la esencia de cómo construyó esa excelencia. Y desde esa comprensión profunda, transformar nuestras prácticas, elevar nuestras exigencias y, quizás, forjar no solo campeones, sino nuestras propias leyendas, con un sello inconfundiblemente chileno.

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Daniela «La Leona» Asenjo: Una noche de gloria y rugidos en Valdivia

El Coliseo Municipal «Antonio Azurmendy» de Valdivia fue testigo, el pasado 22 de febrero, de una velada cargada de pasión, entrega y puro boxeo de alto nivel. Frente a cientos de almas vibrando al unísono, Daniela «La Leona» Asenjo defendió́ su título mundial Silver Peso Gallo del Consejo Mundial de Boxeo (WBC) que obtuvo en Estambul -–Turquía el 2023, con su primera defensa el 2024 y está su segunda defensa ante la mexicana Tania «La Finita» García.

En una verdadera guerra, pudimos apreciar una batalla táctica y encarnizada, donde la chilena desplegó una combinación letal de experiencia, agilidad y precisión, imponiéndose en una decisión mayoritaria con puntuaciones del juez Marco Barbero de Argentina.97-93, Geyza Caryny Brasil 95-95 y Nicolás Valenzuela Chile 96-94. Entre ovaciones, la campeona levantó los brazos, reafirmando su legado y la pasión que la impulsa.

Una Velada de combates inolvidables

La noche estuvo salpicada de encuentros electrizantes que calentaron el ambiente y dejaron huella en el público:

Mathias Domínguez de Argentina, abrió́ el espectáculo con una demostración de fuerza y determinación. Derribó al boliviano Jorge Ordoñez por KOT en el 2 round, combinaciones de gran poder, anunciando su presencia en el ring y llenando de entusiasmo a los espectadores.

La debutante Belén «La Odisea» Quiroz (super gallo) que se enfrentó a la Peruana Mariela Cama deslumbrando al público con su técnica, velocidad y superioridad. Conquistando la victoria por decisión unánime, debutando con un triunfo en el campo rentado.

Después fue el turno de la tres veces campeona nacional amateur Catalina (la Pesadilla) Castro (welter)quien se enfrentó a su homónimo de Perú Carla Ciriaco, Cata debuto en el profesionalismo de forma extraordinaria dejando a un público encendido con golpes precisos y de potencia dejando claro que quiere avanzar en el boxeo.

 Ambos púgiles dejan en claro que su futuro en el boxeo se vislumbra brillante y prometedor.

Uno de los combates más ovacionados de la velada fue el de Genoveva «Chacalisima» Candía frente a la argentina Roció Bellido. Este duelo, repleto de adrenalina y momentos de alto voltaje, terminó en empate, dejando al público extasiado por la intensidad y el despliegue de habilidad de ambas boxeadoras.

Cerrando la antesala del título mundial, el campeón nacional Gerardo «El Niño de Hierro» Mellado subió́ al cuadrilátero y se mostró́ implacable. Con una demostración de jerarquía y vigencia, Mellado dominó el encuentro y deleitó a los presentes con un nocaut contundente que reafirmó su condición de referente en la disciplina.

El Legado del Boxeo que enciende pasiones

Esa noche en Valdivia no solo se definieron en combates, sino que se forjaron historias de coraje y superación. Cada pelea fue una pincelada en el lienzo de una jornada inolvidable, donde la fuerza, la técnica y la determinación se unieron para crear momentos que quedaran grabados en la memoria de los aficionados.

Mientras La Leona sellaba su reinado, cada boxeador y boxeadora subrayaba la pasión y la esperanza de un deporte que sigue creciendo, demostrando que el boxeo en Chile es mucho más que un combate: es una verdadera celebración del espíritu humano.